El nombre de AEROPOSTAL comienza a llenar las páginas de la historia de la Aviación Civil Venezolana a partir del 3 de Julio de 1929, durante el gobierno del General Juan Vicente Gómez, cuando la Compañía “Compagnie Générale Aéropostale” (conocida comúnmente como Aéropostale), presidida por su propietario Marcel Bouilloux Lafont, suscribe un contrato con el Ministerio de Fomento en el que se le concedió el permiso para prestar servicios en Venezuela. Al igual que en otras naciones suramericanas, Aéropostale estableció sus servicios en Venezuela por su posición geográfica, que la convertía en el puente ideal para enlazar Suramérica con las islas de Guadalupe y Martinica.

En 1933, aprovechando la sustitución de la “Compañía General Aeropostal” por la recién creada “Air France”, el Gobierno Venezolano obtuvo los derechos de explotación de la Aerolínea, haciendo de ella un servicio público nacional, aun cuando la misma continuó siendo administrada por personal francés bajo la dirección de Robert Guerin, hasta el 1 de enero de 1935, cuando su nombre fue oficialmente cambiado a Línea Aeropostal Venezolana (LAV) y las operaciones fueron entregadas a personal venezolano. El capital inicial de la compañía fue de Bs. 1.600.000, pero no fue sino hasta el 21 de mayo de 1937 que el gobierno asumió la propiedad de la empresa al reemplazar los Latécoère 28 con varias unidades Fairchild 71. El programa de expansión fue reforzado con la compra de seis modelos Lockheed Electra 10. En 1939 se cierran las operaciones ordinarias del Aeropuerto de Boca de Río en Maracay y se establece el Aeropuerto Internacional de Maiquetía como la base principal de la aerolínea.

En 1942, la flota había crecido considerablemente, y en julio de 1945 comienza con la expansión internacional, al servir la ciudad de Boa Vista en el norte de Brasil. La segunda ruta internacional fue Aruba en enero de 1946, ya que desde ahi se conectaba con la red internacional de rutas de KLM.

En los tiempos de la posguerra, LAV procedió a reequiparse con nuevas aeronaves, reemplazando sus Lockheed Electra y Lockheed Lodestar. Se introdujeron más equipos DC-3 y DC-4, conjuntamente con aeronaves Martin 2-0-2. En 1946, se aprobó la compra de los primeros Constellation destinados a sus rutas internacionales de largo alcance, estableciendo una ruta directa entre Caracas y Nueva York el 21 de marzo de 1947. En su momento cumbre, la Línea Aeropostal Venezolana llegó a contar con una línea de vuelo de 42 Aeronaves.

Durante la década de los 50, LAV inicia operaciones a Lima y Bogotá en 1951, abrió vuelos trasatlánticos y comenzó a volar a Panamá en 1953. La flota de Constellation fue actualizada a L-1049G Super Constellations. El 24 de marzo de 1956, LAV introduce su primer avión turboprop, un Vickers Viscount 701, el cual reemplazó los Douglas DC-3 / DC-4 y Martin 2-0-2.

En noviembre de 1960, el Gobierno Nacional optó por separar las rutas nacionales e internacionales de la Línea Aeropostal Venezolana como único recurso para reducir las deudas que venía acumulando. Se decidió en aquel entonces ceder las rutas internacionales a favor de VIASA, en tanto que las rutas nacionales serían operadas por LAV.

Para 1994, como parte del esfuerzo del Gobierno Venezolano de reducir gastos, motivado a la crisis económica que afectaba al país y al sector de la aviación comercial venezolana, el Estado asume la decisión de paralizar las operaciones de la empresa y proceder a su liquidación y venta.

En 1996, se materializa la venta a un grupo económico privado, Corporación Alas de Venezuela, el cual procede a cambiar el nombre de la empresa, llamándola AEROPOSTAL Alas de Venezuela, pasando a ser una empresa de capital 100% privado, reiniciando operaciones a nivel nacional el 07 enero del año 1997 y en julio de 1998 se apertura las rutas internacionales con los vuelos a los Estados Unidos. A finales de la década de los noventa Aeropostal Alas de Venezuela incorpora a la flota de Aeronaves dos (2) aviones Airbus A320s (estando matriculados en los Estados Unidos), los que aunados a los ya existentes DC-9 y MD-83 formarían parte de una flota de 12 aviones consolidando la Aerolínea como una de las principales del país.

En 1998, Aeropostal reinicia sus operaciones internacionales con vuelos a Estados Unidos, y en 2001 a Madrid mediante un acuerdo de código compartido con Air Europa, convirtiéndose prácticamente en la Aerolínea bandera de Venezuela. Durante casi 10 años de operaciones la Aerolínea tuvo una gestión exitosa, sin embargo, a finales de 2006 comenzó a tener serios problemas operativos lo que conllevó a una crisis que se evidenció a finales del año 2007, por lo cual, el Presidente toma la decisión de reducir drásticamente la flota de Aeronaves pasando de operar 12 aviones a sólo 3.

En 2008, la línea aérea fue vendida a un grupo empresarial domiciliado en el estado Carabobo, Venezuela. Durante los pocos meses que duró esta nueva administración privada, su gestión se caracterizó por una serie de desaciertos administrativos, legales y operativos, se hicieron muy notorias las debilidades que venía arrastrando de la gestión anterior, llegando a operar con apenas una (1) Aeronave.

El 14 de noviembre de 2008, Aeropostal fue intervenida por la Oficina Nacional Antidrogas (ONA), como consecuencia de la Medida de Aseguramiento y Prohibición de Enajenar y Gravar que dictara el Tribunal Cuarto de Primera Instancia en Funciones de Control de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo. El 18 de noviembre de ese mismo año, la ONA acuerda conferir al Ministerio del Poder Popular para la Infraestructura (MINFRA), actualmente Ministerio del Poder Popular para el Transporte (MPPT), la administración de la línea aérea, constituyéndose para tal fin la Junta de Administración Especial de Aeropostal Alas de Venezuela. El 25 de agosto de 2020, el tribunal de ejecución dictó auto en el cual acordó la transferencia de Aeropostal Alas de Venezuela C.A., a la República Bolivariana de Venezuela.

Hoy Aeropostal Alas de Venezuela, se ha convertido en la empresa modelo de la aviación comercial venezolana, captando la preferencia de los usuarios por su puntualidad, seguridad y servicios, haciendo del buen servicio una tradición transmitida por generaciones.